Crónicas

Viernes, 9 de mayo del 2008

Salimos de Yerbateros, la estación informal de buses que parten de Lima hacia Huancayo y La Oroya. Unas horas después nos bajamos en la división de Chinchán; donde nos encontramos con una inesperada nevada que, aunque menguó para dejarnos cocinar y comer en la tarde, ahora continúa.

No esperamos ni media hora en Chinchán antes que pase la primera camioneta con rumbo a Marcapomacocha, la laguna de la que se deriva agua hacia el Río Rímac, a través de un túnel de 10 Kms. de longitud, en forma de sifón.

Alejandro resulta siendo un gran observador de mapas, luego de haber recorrido media hora del camino de trocha, anuncia que debemos bajar. Guillermo y yo dudamos pero el paisaje, cubierto de nieve es maravilloso y nos convence.

Yo que normalmente no me preocupo demasiado por estas cosas, prendo el GPS, necesitamos ubicar con exactitud las coordenadas en las que estamos:

Latitud: 11º 31´32 sur

Longitud: 076º 16´58 oeste

Altura: 4501 msnm

“Toda esta zona se llama Uco”, nos dice Víctor, el pastor de la zona, que nos sorprende con una fantasmagórica aparición, confirmando los datos que Alejandro nos había dado con sólo darle unas miradas al mapa –créanme no es tan simple, todos los accidentes geográficos parecen idénticos-.

Es aquí, en Pampa Uco, la entrada a la quebrada que forman los Nevados Uco, donde se supone nace el Río Rímac, y Rajuntay (el mapa del Instituto Geográfico Nacional lo llama Rajunte pero varios pobladores de la zona con los que hemos hablado lo llaman de la otra manera) donde decidimos pasar la noche.

Nos ha recibido un horizonte cubierto de nieve: un desierto blanco, frío, impresionante. Nos vamos a dormir, sabiendo que vamos por buen camino. (Jorge Luis Baca de las Casas)

Sábado, 10 de mayo del 2008 – 2º día del viaje

Caminamos poco. Estamos cansados y Alejandro tiene un poco de dolor de cabeza. Acampamos al pie del Nevado Rajuntay, a 4684 msnm, en una quebrada que nos recuerda los documentales de Natgeo sobre Mongolia o Pakistán.

Desde donde estamos podemos ver el Nevado Uco, encajado en su quebrada, es una cara horizontal de hielo que reposa. Es emocionante encontrar lo que buscamos. La señal de partida, la gota madre. Por fin salió un poco de sol. (Jorge Luis Baca de las Casas)

Domingo, 11 de mayo del 2008 – 3er día del viaje

Hoy es día de la madre. Ha sido un día agotador; es el día que más hemos caminado por lejos, casi 9 horas. Pero también es el día que hemos alcanzado nuestro primer y más duro objetivo, llegar al nacimiento del Río Rímac. Según los datos que teníamos, el Rímac nacía en el Nevado Uco, hoy hemos descubierto que ese dato no es exacto.

En la quebrada entre los nevados Uco y Rajuntay se encuentran seis lagunas, la primera, que alimenta a las otras cinco, recibe efectivamente el deshielo que baja de manera continua desde un humedal en el Nevado Uco.

Una vez constatado esto, decidimos cruzar la quebrada hacia el Nevado de enfrente, el Rajuntay. Este Nevado es más grande que el Uco, 5412 msnm frente a los 5100 msnm del segundo. Aquí verificamos que también baja un deshielo continuo, de mayor cauce y de mayor altura hacia la primera laguna. ¿Podemos decir entonces que el Río Rímac nace del Nevado Rajuntay y no del Uco como se suponía? O ¿Quizá debamos decir que el Rímac nace de los deshielos de ambos nevados?

Más allá de este hallazgo, hoy hemos logrado llegar al punto más alto planeado para este viaje: Un abra que nos permite ver la espalda de estos dos nevados, hacia el oeste, una colorida quebrada que nos sorprende por su belleza que contrasta con el paisaje lunar en el que nos encontramos.

Bajamos hacia nuestro campamento. Nos agarra una nevada que empieza suavemente y poco a poco se va achorando. Felizmente, de nuevo la nieve se va para dejarnos comer.

Lunes, 12 de mayo del 2008 – 4to día del viaje

Empezó la bajada. Hemos llegado a una especie de pequeño cañón por donde baja un chorro de agua que aparece bajo la tierra. Este pequeño cañón forma varias caídas de agua cristalina, fresca, en las que aprovechamos para darnos un pequeño baño. Frío.

El clima cambia de un momento a otro. Estamos en una cueva, a la mitad de un cerro, adonde hemos subido para refugiarnos de una tormenta que SE LAS TRAE. Relámpagos, rayos, truenos, granizo y nieve han transformado el paisaje verde y ocre a blancos y grises realmente alucinantes, parece un gran dibujo a carboncillo a escala real, gigante.

Dos nevadas después y previa crema de champiñones calientita, seguimos bajando para encontrarnos con nuestro peor miedo, ya lo habíamos alucinado: este no es el Rímac.

Este cauce baja hacia Marcapomacocha, o sea hacia el lado opuesto a la dirección que debería tomar para unirse con la Quebrada Antaranta y, así, formar el Rímac, según la Carta Nacional.

Wilmer, un poblador de la zona nos explica que el Rimac nace desde los humedales y lagunas del abra Antaccassa, revisamos la carta y vemos que el dato es factible. Debemos subir a Antaccassa y registrar entonces el inicio real del Rimac.

Hay un dato importante, el cauce que baja de los deshielos del Uco y del Rajuntay se une a los canales que vienen de Marcapomacocha, estos canales atraviesan la cordillera hasta otra quebrada y se conectan con el Río Pallca a la altura del poblado de Milloq, alimentando al Rimac a la altura de Santa Eulalia. Entonces, de alguna manera hemos estado en el nacimiento del Rimac, gracias a la fantástica obra de ingeniería que son los canales de Marcapomacocha.

Decidimos ir a Marcapomacocha para añadir más datos, hacer seguimiento de este cauce, recargar nuestro equipo, bañarnos en aguas termales y dejar de comer los fakin tallarines. Ya desde ahí podemos tomar un carro que nos dejará en el abra Antaccassa y desde ahí iniciar la bajada del Río. (Jorge Luis Baca de las Casas)

Martes 13 de mayo del 2008 – 5to día del viaje

Casi no he dormido. Llegamos anoche a Marcapomacocha y entre que nos acomodamos en nuestro cuarto en el Hotel de Turistas y comimos – es increíble pero en “Marca” hace tanto frío que la comida no dura caliente ni para el tercer bocado – dieron las 10 de la noche. Empezamos entonces el proceso de descargar las fotos de la cámara, hacer la selección de las que más nos gustan, tomar las fotos de los dibujos y editar las crónicas. Son las 5 de la mañana cuando logramos terminar con todo el trabajo digital del material que vamos a publicar.

Me levanto. Son las 7.30 am. Me faltó editar las crónicas de un par de días. Escribo un rato. Es hora de ir al “Consejo” (así se refieren a la Municipalidad, por acá), tengo que llamar a Charo, mi mamá, es su cumpleaños y a averiguar sobre la conexión a internet.

La gentil secretaria del Alcalde me informa que están en trámites para obtener su conexión a Internet, y me ofrece llevarme a la casa de la dueña de la cabina de Internet. La señora Noemí me cuenta que en su cabina sólo tienen una computadora, un poco antigüita, eso sí, no tiene entrada USB ni lectora de DVD´s. Sólo disquetera y un cd-rom que a veces no quiere funcionar. Me mira con cara de pánico cuando le pregunto si puedo conectarme a su señal satelital con mi propia computadora.

Ahora tenemos que ir a Corpacancha, en la empresa ganadera Sais Pachacutec (por ahí nos explican que antes era privada después del chino Velasco es de la comunidad) donde tienen cinco computadoras con internet satelital. La secretaria me dice que el único carro que va para allá, es el del Alcalde, que regrese a las 10am para hablar con él.

Regreso al Hotel. Alejandro y Guillermo aún están en la cama. Una ducha de agua fría. No me encanta pero estoy acostumbrado, el cuartito de 120 soles al mes, en el que viví la primera vez que fui a Cusco, no tenía terma. Son casi las 10. Vamos al Consejo.

Hacemos cola para hablar con el señor Jose Rondón, Alcalde de Marcapomacocha. Entro sólo. Su oficina es chiquita y el ambiente cargado. Ni bien empecé a hablarle del proyecto, nos interrumpe un personaje que le dice algo de unas facturas. Rondón me dice que no quiere ser malcriado, pero que lo voy a tener que disculpar (no entiendo cuando alguien no quiere hacer algo pero igual lo hace). Más espera. Retomamos la conversación. Esta vez Guillermo me acompaña.

Jose Rondón resulta siendo un tipo muy hablador. A mi personalmente me da la sensación de que se pasa el día escuchándose a sí mismo. Nos dice, previa disculpa esta vez por decir tantas lisuras, que a él Lima le llega a cierta innombrable parte de su cuerpo, que a “ellos” tienen que pagarles (supongo que por el uso del agua de la laguna Marcapomacocha), que el ya ha mandado a rodar a Garrido Lecca (no le creí) y que por él habían botado a Pilar Mazzeti (tampoco le creí); que, en cualquier momento, el cierra las compuertas de los canales y que Lima se jode. Me acordé del texto de la Rostworowski, Culturas Precolombinas de la Costa del Perú. Voy a revisar este dato, pero me parece recordar que ahí dice que los Yauyos, habitantes precolombinos de la zona altoandina de Huarochirí, logran vencer a los habitantes de la zona costeña de Lima, cortándoles el cauce del Río. Lima, depende del Rímac hoy y siempre.

A pesar que la perorata de Rondón, me pareció densa, aburrida y envalentonada, entendí algo, Lima no le paga a Junín, o en todo caso a Marcapomacocha por el agua que usufructa. ¿Vive Lima subsidiada por un agua que no es suya?

Rondón sigue hablando. Nos explica que él no es aprista (menos mal) pero que es político de familia (pobres). Claro que se refiere a político en el sentido García en su primer gobierno, eso lo supe ni bien entré a su oficina: Un balcón con dos parlantes (esos grandazos negros que suenan terrible), un micrófono y un amplificador baratos, una botella vacía de un espumante de última y colillas de cigarro en el piso. No me caben dudas, al señor Alcalde le gusta dar balconazos borracho. El señor Rondón no es aprista, pero aprendió lo peor de esa infame escuela.

Por fin nos dice que le gusta el proyecto. Que nos puede llevar a Corpacancha pues tiene asuntos importantísimos que resolver en La Oroya, relacionados a un juicio con Doe Run (la minera cuyo principal dueño, según alguna revista que leí recientemente, quizás Caretas o The Economist, figura entre los empresarios más contaminadores del mundo). Partiremos a la 1pm.

Salimos y ahí sigue el inexplicable sequito de secretarias. Ninguna parece hacer nada productivo, más bien conversan entre sí. Seguro son ellas las culpables de esa ridícula decoración por el día de la madre.

Como era de suponer, no salimos ni a la una ni a las dos, ni nunca. El señor alcalde espera importantes visitas, nos dijo una. Al señor alcalde se le ha presentado una complicación, nos dice otra. Y de pronto, el señor Alcalde: a disculparlo de nuevo, tiene que ir a recoger a un herido, la camioneta de Serenazgo está con la caja de cambios malograda y la están llevando a Lima, sólo queda disponible su camioneta. Claro está que el juicio contra Doe Run, si existe, no prosperará.

Alquilamos la combi de las 3pm hacia La Oroya, o mejor dicho la única, para que nos lleve a Corpacancha. Unas horas después volvemos a Marcapomacocha. Nuestras fotos, crónicas y dibujos están posteados en el blog. 4,000 hits. Excelente. (Jorge Luis Baca de las Casas)

Miércoles 14 de mayo del 2008 – 6to día del viaje

Relajados. Visitamos los canales que salen de Marcapomacocha hacia Milloq y de ahí hacia Lima. Johan, nuestro guía autoimpuesto nos acompaña a los baños termales. Se saca el polo, tiene varios tatuajes en el torso: un otorongo saltando, dos corazones cruzados, sus iniciales: J.P.H., y unos más que no logro identificar. Ducha tibia y sol, una delicia. Vemos pasar la camioneta de serenazgo. ¿Cómo no era señor Rondón que estaba malograda y que la llevaban a Lima?

Caminata a la represa grande: Marca III – Antacoto. Caída de agua, gran escalera de cemento. Harta agua, calma y cristalina. Ya sabemos que no es suficiente para abastecer a Lima. Llega una camioneta, nos jalan de regreso. Son casi las 3, hora de salida de la combi que tenemos que tomar para ir a Antaccassa, donde retomaremos nuestra caminata rumbo al Rímac.

La combi nos dejo. Tenemos suerte, la camioneta que nos jaló, tiene ahora que bajar hasta Casapalca. Acceden a llevarnos, los ayudamos a descargar las herramientas que tienen en la tolva. Son como herramientas de gasfitero pero en versión gigante. Bajamos en Antaccasa. Otra vez frío.

Llegamos a los primeros humedales. Un poco más allá la primera laguna. Nueva aparición de Superazul. Creó que hasta ahora no lo he presentado. Superazul es el alterego de Guillermo. Su misión principal es enfrentarse al señor del tiempo y, por eso, siempre aparece corriendo y (casi) siempre llega tarde. Nos acompaña en una misión especial: salvar el Río de Lima.

Bajamos un poco y acampamos al borde del riachuelo. Un lugar precioso, un frío de miedo. Recién son las 8pm y todo está congelado. Lo único que nos queda de comida, dos sopitas y a dormir. (Jorge Luis Baca de las Casas)

Subiendo hacia el Abra Antaccassa vimos un águila comiéndose a una ovejita recién nacida, tirada ahí en medio de la trocha. Aún muerta resultaba preciosa, sólo imaginen una ovejita bebé, que linda.

El Águila, enorme, imponente, más que bella, de color pardo y franjas negras, blancas, pardas y naranjas alternándose a lo largo de sus preciosas alas; pasó sobre nosotros y su sombra pareció despreciarnos.

– Buen provecho, Su Majestad –

(AJ)

Jueves 15 de mayo del 2008 – 7mo día del viaje

Caminamos por el borde del río. Nos bañamos en una pozita. Helada, deliciosa. Un par de horas de caminata. Se nos junta el camino de trocha que lleva a la carretera central. Primeras señales de contaminación. Llantas en el río, basura en el paisaje. ¿Por qué no hay tachos de basura y baños a los bordes de las carreteras?

Más adelante un canal, desvía agua del Río hacía la mina Casapalca. Una montaña de relave. Tratamos de caminar hasta allá. Nos detienen, está prohibido el ingreso. No hay nada que ver, sólo es relave.

En los terrenos de la minera Los Quenuales hay basura, en el Río una espuma que nos indica que ya no podemos tomar más agua directamente de él. El cambio fue de golpe.

Llegamos a la carretera, más abajo el pueblo de Casapalca. Varios perros salen a darnos la bienvenida. El más achorado muerde a Superazul. Perro infame, como se atreve a morder a un superhéroe. La posta médica queda en San Mateo. Tomamos un colectivo hacia allá. (Jorge Luis Baca de las Casas)

De bajada, en la quebrada Antaccassa llegué a contar 17 afluentes naturales que bajaban de ambos lados de la quebrada y contribuían al cauce del Rimac.

Al llegar a la carretera y a la zona poblada, intenté seguir contando pero era imposible, al menos para mí, los afluentes se confundían con desagües, tomas de agua, canalizaciones, desviaciones, desechos de mineras, etc. Dejé de contar, de eso que se ocupen los especialistas.

Cómo darle la espalda a algo que se crea simple, con una sola gota, entre el barro

La montaña se desangra?

Sangre para nueve millones de personas que nace de esta gota que nos preocupamos mucho por respetar

Algún día se sanará la montaña? Dejará de sangrar?

Dejará por fin de alimentar con su hemorragia a tantos parásitos?

Derrumbará la montaña el mito del hombre?

O el hombre dejará de asumirse como tal, dejará de ver en su “humanidad” un derecho y subirá arriba, a hablarle a la montaña.

(AJ)

Viernes 16 de mayo del 2008 – 8vo día del viaje

Curado Superazul, bien comidos, bien dormidos. Nuevamente colectivo hacia Casapalca. La mina está de huelga, es por lo de las empresas services nos explica uno de los policías que cuida la zona (parece ser que la mayor parte de los trabajadores de la mina trabaja para services que no les pagan sus derechos laborales completos, historia antigua).

Bajamos hasta el campamento minero. El agua del río ha sido canalizada y esta llena de basura. Cruzamos un puente. El agua que entra aunque sucia, igual cristalina, sale color gris verdosa. Nos recibe un letrero: Empresa Minera Los Quintales S.A.: Yauliyacu está comprometido con la preservación y conservación del medio ambiente. Dpto. Medio Ambiente.

No sabemos quienes son los dueños de la Minera Los Quenuales pero les podemos contar que su compromiso con el medio ambiente huele a huevo podrido, literalmente. El agua del Rímac, en sus terrenos, se vuelve asqueroso y turbio, color acequia. Lleno de basura. Lo puden ver en las fotos. Señores de la Minera Los Quenuales: Compromiso sin ética no es compromiso, es engaño. Se los digo yo, Jorge Luis Baca de las Casas, pero en nombre de los 9 millones de limeños que toman el agua que ustedes contaminan impunemente.

Más abajo, camino a Chicla, los relaves remediados de la Minera Centromin. Una pequeña construcción de triplay anuncia: Oficina Técnica de Asuntos Ambientales, tiene dos cuartos, uno está vacío, el otro tiene un escritorio viejo con 3 files de palanca, un perforador, unas botas, un pico, una pala y un poncho de lluvia. ¿Cuánto dinero se habrá inviertido para la extracción minera de Centromin? ¿Cuánto presupuesto han destinado a nuestros “asuntos ambientales”?

Caminamos por la ribera del Río Rímac, se nos acerca un policía, es buena gente, paisano de Cusco. Nos dice que estamos llegando a los terrenos de la minera. No hay paso. Desde que salímos de Casapalca, este es el lugar más bonito con el que nos hemos encontrado, un bosque de Eucalipto en un codo del río, donde nos relajamos un rato y conversamos con el policía. ¿Por qué hay sectores del Rímac que no podemos recorrer? Parece que acá faltan acuerdos acerca de la relación entre las empresas y los derechos ciudadanos.

Salimos a la carretera. Llegamos a Chicla. Un desastre. Los baños de las casas, si se pueden llamar así, son cuatro palos con bolsas, que van directo al Río. Paramos en el cementerio a descansar.

Entramos a un restaurant en la carretera. Cálido. Un pollo al horno con papas doradas y su respectivo caldo de gallina. Buenazo. (Jorge Luis Baca de las Casas)

Y de la impresionante quebrada que desde acá a lo lejos diviso, nada.

Su margen derecha (norte) está iluminada por el sol, despidiéndose.

El río se encajona, se canaliza, se racionaliza (de razón), se usa y se desecha.

Acabo de comer un lomo saltado buenazo, seguro que los residuos de mi cena van a parar al río, que bien me siento con la barriga llena.

Chicla me da pena, es un pueblo precioso, es un enclave privilegiado, pero no ven en su río una oportunidad para generar economía, parece que solo lo ven como una letrina y parece también que piensan como nosotros, que lo demás no importa porque se va para bajo y ya no se ve.

Chicla tiene un cementerio maravilloso, uno de los más bonitos que he visitado. Ahí no parecen muertos enterrados, sino vivos jugando bajo la tierra húmeda y fresca.

(AJ)

Domingo 18 de mayo – 10mo día del viaje

Hemos subido un poco, al campamento minero de Bellavista, un cerro antes de Chicla bajando de Casapalca. En el cerro hay una construcción que ayer llamó nuestra atención y hemos decidido subir al cerro para inspeccionarla. El vigilante del campamento minero nos dice que es “la vieja estación del tren”, donde se cargaba material, carbón entre otras cosas, cuando el tren funcionaba con ese combustible. El dato nos parece dudoso.

La construcción es de lo más rara, bloques de concreto sin lógica alguna. Caminamos por los bordes de las paredes, son gruesos, como el doble de lo normal La construcción esta dispuesta como si hubiese sido hecha para soportar un peso extremo, peso que parece no existió nunca. El largo corredor de la zona izquierda, que corre hacia arriba, paralelo al cerro, tiene vigas con marcos en plano inclinado, seguramente por ahí subían unas escaleras. Los marcos de las entradas a los corredores tienen forma de medio hexágono, más curioso aún es que los marcos se repiten en algunos casos hasta tres veces, parecen los corredores de una nave espacial de película de finales de los ochenta. Espacios cerrados, sin entrada ni salida.

Corredores demasiado angostos. Toda la construcción forma sombras de geometrías abstractas, a lo kandinsky. ¿Para que sirvió? ¿Por qué la abandonaron? ¿Quién es el arquitecto que la construyó? ¿En que año fue construida? Creo que este hallazgo es una excelente materia prima para los arquitectos que colaboran con el proyecto.

Río abajo llegamos a infiernillo. Un cañón vertiginoso con dos puentes gigantes sobre la carretera por donde cruza el tren. Desde que me acuerdo, cada vez que he pasado por ahí, me ha impresionado mucho. Es la primera vez que tengo la suerte de poder disfrutarlo a mis anchas. Fotos abstractas de la construcción contrastada contra las paredes de piedra. Pasa un carrito a toda marcha. Guillermo y Alejandro hacen dibujos que me encantan. La capacidad de estos dos grandes pintores de plasmar lo que ven con tan sólo un pincelito, un par de lápices de colores y un poco de tinta china me alucina. Un hombre camina por los rieles, mira hacia la pista. Su ser se vuelve nada frente a la enormidad del entorno. Unas fotos más. Aparece Superazul corriendo por la pista. ¿Qué pensarán los viajeros que lo ven pasar corriendo con su capa azul volando al viento? Pasa el tren, maravilloso.

El río está muy sucio. Tiramos la basura sin más. Caminar por el cauce del río se pone difícil. Saltar de piedra en piedra con las mochilas y con la cámara en la mano. Subir y bajar los montículos. Cruzar por troncos. Harto equilibrio. Las hortigas se han vuelto el enemigo, me han tocado varias; el que peor la ha llevado es Alejandro, se cayó con las dos manos y la oreja sobre una que estaba grandecita, pobre tiene las manos hinchadas y no para de rascarse la oreja.

Nos agarra la noche cuando llegamos al encuentro del Rímac con el Río Blanco, igual hacemos unas tomas y seguimos caminando hacia San Mateo. (Jorge Luis Baca de las Casas)

Parece una construcción sin sentido, para un artista o arquitecto es una perfecta plataforma para intervenir, me hace recordar a una obra de Michael Heizer – uno de los más representativos artistas del Land Art gringo – Complex 1, en la que construye una edificación monumental y sólida: tierra y concreto en pleno desierto, alejada de cualquier asentamiento humano o de alguna ruta en la cual ésta edificación sirviera para algo. En fin, la obra de Heizer no sirve para nada, solo para aceptarla como una obra de arte contemporáneo, enmarcada en las experimentaciones megalómanas del Land Art.

A eso me remite esta estación de tren (no creo que se tenga que pedir permiso para hacer algo con esta materia prima de primer nivel).

Entramos, está vacía, parece que hay ojos mirando y susurros que incomodan, familia de mutantes perdidos en el tiempo, vegetarianos, observadores autoexiliados por sus diferencias anatómicas, altos.

Si te acercas te hacen sufrir, cuidado minero.

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Con el sol aún arriba, bajamos a Infiernillo, exquisito garabato integrado entre geografía y el hombre, es un paraje inaudito. Todo es contrapicado y el lugar te envuelve en todos sus sentidos.

Las líneas del tren cruzan, se intersectan, se fusionan y desaparecen en las entrañas de la montaña de piedra, todo sumado con el movimiento de camiones y autos que no dejan de circular, con trenes que escupe una pared de roca y que se vuelve a tragar la roca de enfrente y mineros que cruzan el cañón caminando 30 metros encima de la carretera central.

Igual llegamos un poco tarde, la mejor luz que entra por este cañón había pasado, igual es un lugar que se deja disfrutar, subimos, bajamos y registramos.

Ahí, en Infiernillo Super azul causó sensación, quién no voltea a mirar a un webón caminando solo (nosotros registrábamos arriba, nadie nos veía) con un traje todo azul , con capa de superhéroe, en medio de ese lugar frío, alto y particular.

Era domingo y una larga cola de autos regresaba a Lima después del feriado largo, en familia y/o amigos. Las miradas y saludos con cacha no cesaban. (AJ)

Lunes 19 de Mayo – 11vo día de viaje

El paisaje en el camino de San Mateo a Matucana es bonito, bosques de eucaliptos, retamas, pinos. El encuentro de los ríos Rímac y Blanco han diluido la contaminación y otra vez el agua es transparente. El agua desaparece, es canalizada para ser utilizada como generadora de energía mediante la Central Hidroeléctrica de Huanchor. En Tamboraque encontramos la Compañía Minera San Juan, parecen limpios a pesar del cerro de relave sólido. Encontramos una poza profunda, transparente, limpia. No dudamos en sacarnos la ropa para un baño más en el Río Rímac, probablemente sea el último.

El paisaje se pone monótono. Las mochilas pesan harto. 20 kms. separan a San Mateo de Matucana, es bastante con todo el peso que llevamos. Paramos a dibujar y a tomar el mate calientito que llevamos en los lindos termos que nos han regalado los amigos de Prosegur.

Tambo de Viso. Dos señoras cosechan berros, a su lado hay una piscigranja con truchas de todos tamaños. Paramos a descansar. Se nos acerca un señor, en este momento no recuerdo su nombre pero Guillermo lo tiene filmado. Nos cuenta que su familia vive ahí hace treinta años, que tienen agua de cinco diferentes manantiales, uno es termal inclusive. Hablamos del río. Nos cuenta que en el río han aparecido unas cuantas truchas últimamente pero que no pueden reproducirse ni aumentar porque cada 10 ó 15 días la Minera San Juan de Tamboraque suelta su relave al río y las mata. ¿Será verdad? ¿Puede haber tan infame actitud?

Llegamos a Matucana agotados. Los otros dos me piden Patazca y asado de cordero. Me critican por no querer comer la “comida regional” pero yo sé que ahora que ven mi plato de bistec a lo pobre lo envidian. Se han quedado dormidos, aprovecho para trabajar en la parte formal de la aventura, presupuesto hasta las 5 de la mañana. (Jorge Luis Baca de las Casas)

Que bestia como hemos caminado hoy. San Mateo – Matucana.

Hay momentos en que el río desaparece: Hidroeléctricas que desvían agua, canalizaciones que llevan el agua mas abajo, plantas de tratamiento, piscigranjas. Más abajo aparece a veces con un color cada vez mas enfermo y denso, y aparece de nuevo con una pinta buenaza, nos bañamos. Ya mas abajo será más difícil bañarnos.

Hay desvíos ya desde arriba que llevan agua de frente a Lima, por medio de canales que siguen la quebrada más arriba que el cauce del río, asegurándola para nosotros los limeños, mientras que por abajo cada 15 días algunas mineras y poblaciones sueltan su agua sucia y aniquilan las fuertes truchas que vienen apareciendo en el río por estos tiempos de regulaciones ambientales.(AJ)

San Juan de Tamboraque

Central Hidroeléctrica de Huanchor

Martes 20 de Mayo – 12vo día de viaje

Hemos decidido hacer un alto a la aventura y quedarnos trabajando en la redacción formal del proyecto todo el día, ya son varias las instituciones que nos lo piden. Todo el día en la computadora. Hablo con Ricardo Ramón, el Director del Centro Cultural de España, me cuenta que se va a Cusco y con las mismas a España. Le digo que le mandaremos el presupuesto en 20 minutos, ya es tarde. Corremos de cabina en cabina por todo Matucana, la conexión es un desastre y tenemos que mandar el proyecto ya. Le llegó el correo, inmediatamente nos aprueba un parte del presupuesto, que éxito.

Han venido de visita Raúl Gallegos, Marcelo Peirano y Guillermo Palacios, padre. Guillermo es dueño de Perfo Studio una casa de audio dedicada al cine y el documental. Raúl y Marcelo son dos documentalistas experimentados. Unas chelas y otro bistecito a lo pobre. Vamos al hotel, nos quieren entrevistar. Conversación entre cámaras, luces y un micrófono boom, de lo más profesional, excelente. Cada uno ha dicho que lo que piensa y espera del proyecto. Entre rones la conversación se prolonga largo. (Jorge Luis Baca de las Casas)

Matucana todo el día trabajando el material de documentación.

Recibimos la visita de Marcelo Peirano: compañero de la vida y artista plástico; Guillermo Palacios y Raúl Gallegos: amigos, viejos lobos de mar y experimentados documentalistas.

No exagero al decir que la energía de su visita nos renovó, claro, más una buena comida, unas copas y una conversación hasta altas horas, inmejorable. Gracias gente.

Hoy es la final de la Champion dicen, no veo fútbol, sólo los mundiales, pero suena interesante.

Ya descansamos bastante, el río parece llamarnos, tenemos planeado llegar ahora hasta Surco.(AJ)

Miércoles 21 de Mayo – 13vo día de viaje

Desayunamos con los amigos visitantes y ni bien terminamos me llama Bruno Ortiz de la columna Vida y Futuro de El Comercio. Es un tipo amable, conversamos largo sobre el proyecto. Hará una nota para su sección de blogs que saldrá publicada el sábado. Acordamos conversar en unos días para una nota más completa. Durante la entrevista estuve sentado tomando sol en la plaza central de Matucana, para cuando terminó la entrevista los demás se habían ido al hotel; cuando los alcancé habían empacado y subido las cosas a su camioneta y estaban listos para partir, incluido Superazul.

En algún momento de la caminata Superazul se infectó el tobillo con alguna sustancia venenosa y ahora tiene el tobillo del tamaño de un puño, además está muy rojo. Se va a Lima para que un doctor lo revise. Esperemos que no sea nada serio.

Ni bien parten, Alejandro y yo nos vamos de vuelta al Internet, nos ha faltado terminar algunos detalles. Un día largo sentados frente a la computadora de una cabina de internet. Niños jugando a matarse, música tonera, nuevamente este caos que se vuelve intolerable. Me acuerdo de las galerías del Centro de Lima, como andarán las cabezas de esa gente que se pasan la vida así. Pobres. Terminar los detalles nos toma más de lo pensado pero por fin logramos, a pesar del ruido del ambiente, actualizar la página en inglés. Un lomo saltado más (como que ya fueron suficientes) y nos vamos a dormir agotados. (Jorge Luis Baca de las Casas)

Jueves 22 de Mayo – 14vo día de viaje

Nos levantamos tarde, a las 10.30. Necesitábamos descansar, ya vamos 13 días de viaje. Un desayuno rápido y empezamos a caminar. El día esta hermoso, soleado. Caminar junto al río se vuelve mágico, entre mariposas. Es increíble la cantidad de renacuajos que hay en el río, están por todos lados. Varias llamadas telefónicas de coordinación, creo que he desarrollado una nueva capacidad, hablar por teléfono mientras salto de piedra en piedra con mi mochila en la espalda.

Llegamos a las afueras de Surco – Huarochirí, como les gusta a sus habitantes que la llamen. Un camión de basura de la Municipalidad que lleva la frase ciudad limpia y ecológica vierte su basura en el campo a unos 50 metros del río. Me parece asqueroso, ni limpio ni ecológico. Cerca una mujer y su hija reciclan el plástico.

Demasiada caminata después, llegamos al Cementerio de San Jerónimo de Surco (como en realidad se llama el lugar). Reconozco el lugar, aquí tomé mi primera foto (me refiero a la primera vez que tomé una foto con intención artística) con la cámara de mi amiga Flavia Gandolfo. Ella era profesora de fotografía en el Centro de Fotografía y se ofreció a darme clases que aunque no fueron muchas me dieron la base para entender los principios del funcionamiento de las cámaras.

Surco tiene aspecto de ciudad fantasma pero su gente es amigable y hospitalaria. ¿Qué creen que había de menú en el único restaurant del pueblo? Lomo saltado. Parece broma.

Seguimos andando por el río y en las zonas intransitables, aunque no nos guste por la carretera. Me duelen los pies, la espalda, los muslos y los hombros. Ya no aguanto, quiero descansar. Por fin llegamos a Cocachacra. El único hotel del poblado es un desastre, ni siquiera le diría hotel. A lo largo de los cientos de viajes que he hecho por el Perú he dormido en lugar malos pero hace tiempo que no me tocaba uno tan malo como este. Compramos un par de cervezas y conversamos hasta dormirnos. (Jorge Luis Baca de las Casas)

Superazul ha desarrollado una especie de somatización en relación al Río Rimac, el día en el que vimos al Río degradarse irreversible y flagrantemente lo mordió un perro – con su traje de superhéroe puesto-, empezó la tragedia.Aunque ya se había cortado la planta del pie en las aguas termales de Marcapomacocha, no intuimos lo que el destino nos empezaba a insinuar.

Si Superazul tuviera un closet con mas prendas que van del azul al verde grisáceo tal vez no hubiera pasado nada, es posible que el color azul cobalto del superhéroe resintiera a los designios del Rio. Lo vió como cachita. Pobre Superazul, puso el cuerpo por nosotros y cobró la factura: una planta, un bicho, algo terminó infectando su resistencia; ya no nos acompaña este día, se fue a Lima.

El doctor le ha recetado descanso absoluto por dos días, con la pierna en alto. Estamos seguros que el sábado regresará, más poderoso. Fuerza ahí.

Hoy caminamos desde Matucana hasta Cocachacra, han visto esa película de terror SAW juegos macabros? Esa nota es nuestro cuarto de hospedaje, que fuerte.

El río nos hace difícil la caminata por su rivera, con la civilización, aparecen más propiedades privadas y lotizaciones. Cortar camino se vuelve más difícil, hay que dar mas vueltas y trepar muros de piedras.

Pero el Río sigue francamente hermoso, hay parajes para quedarse y no hacer nada, mirar hacia el infinito, echado, y evolucionar, como en la revolución neolítica.

Comimos en Surco y seguimos hasta Songos, ahí conversamos con un señor muy agradable que nos contó unos chistes , la verdad no le tuve mucha confianza cuando empezó, pero fueron buenos.

El cielo ya adquiere una tonalidad costeña, como una veladura blanquecina que no deja ver el real color del cielo, provoca la playita.

Estoy conmocionado con la capacidad de gestión de Jorge Luis, el celular y él son uno, produciendo buenas noticias, que capo.

No hemos dibujado nada hoy, se nos ha olvidado, la caminata por el río y las piedras fue tan entretenido y como dije antes, habían parajes francamente bonitos. El valle se va poniendo seco, el pasto se desteje y desnuda al cerro. Sólo va quedando la vegetación del medio, del agua, como la cabeza de un punk pero al revés. (AJ)

Viernes 23 de Mayo – 15vo día de viaje

Hoy ha sido un día de aventuras: divertido, cansado, con retos que salvar. Hemos cruzado por atalayas, nos hemos enfrentado a perros y a paneles de abejas, hemos salvado campos de espinas y hemos cruzado por el medio de chacras de caña de azucar. Vamos bien.

El río se defiende, se mezcla con nuevas aguas y, aunque la contaminación está ahí, se le ve limpio.

Nos encontramos con un amigo que anda trabajando (sólito él) en hacer unos huecos enormes donde van a funcionar los pozos sépticos de Cocachacra, por ahora, sus desagues van al río.

El paisaje empieza bonito con flores, bosquecitos, mariposas pero conforme bajamos eso va desapareciendo dando lugar a unos paisajes grises, grises los cerros, gris el cielo, gris el horizonte, nada de nada.

Por la tarde llegamos a Ricardo Palma, un distrito sucio y feo. Parece peligroso. Unas fotos del río desde el puente que cruza la ciudad y nos vamos en combi a Chosica a dormir, mañana regresaremos para continuar el viaje. (Jorge Luis Baca de las Casas)

Ahora si los cerros se pelaron, tierra y roca, el camino se vuelve monótono y la luz se agrisa. Ya no hay la magia de las alturas para congelar imágenes.

Toda la rivera se ha convertido en propiedad privada y no se puede caminar así nomás. Bajamos por el río y este se encañona, terminamos trepando muritos y entrando a terrenos con dueño: casas, campestres, huertos, etc

Terminamos subiendo por una escalera, no se podía seguir por el río, nos resignamos a seguir por la autopista. Bueno, subiendo por esta empinada escalera (dentro de un predio) dos escalones mas arriba se me asoma la cabeza alerta de un mastín, baje dos escalones, lento…la cabeza desapareció, seguí bajando susurrándole a Jorge – Webón, hay un perraso – bajábamos y la cabeza apareció de nuevo, alerta, movió la cola.

Dos segundos mas tarde estábamos al otro lado del terreno, con las mochilas de 10 kilos y un muro de adobe por medio, sólo para encontrarnos rodeados en un campo de panales de abejas, esos panales de caja como criaderos.

Hemos esquivado muchos perros hoy, nunca les he tenido miedo, ahora ya nos ponen nerviosos desde la tragedia del superhéroe.88 i

Llegamos a Ricardo Palma, ciudad previa a Chosica, el Rimac se pone difícil de seguir, esto ya es ciudad y el recorrido del río se alterna entre barrios achorados, basureros y paredes de casas, puentes y colegios. (AJ)

Sábado 24 de mayo – 16vo día del viaje

Hoy día Satanás me quiso morder. Alejandro y yo caminábamos por las calles de Chosica y de pronto me dice “ese perro nos quiere morder” y se adelanta dejándome de escudo. El perro se acercaba sigilosamente. Mi primera reacción fue hablarle, ya saben de buenas maneras. Ni caso, seguía acercándose peligrosamente y cada vez con cara de más malo. A lo lejos su dueño gritaba “Satanás, satanás”. Cuando el ataque era inminente no me quedó otra que echarle agua de la botella que tenía en la mano, estilo bendición; estoy seguro que el mismísimo Benedicto hubiera estado orgulloso. El perro retrocedió unos pasos dándome tiempo para escapar. Se puede decir que en resumidas cuentas, escapé de Satanás echándole agua de Cielo. Ahora no vayan a creer los cristianos que el agua bendita los va a salvar.

Dejando de lado el paréntesis canino (es notable la cantidad de ataques caninos que hemos tenido en estos días, empezando por la del que mordió a Superazul…), volvemos a nuestro río. En la zona ubicada entre Ricardo Palma y Chosica, nos encontramos con la intersección entre los ríos Santa Eulalia y Rímac. El Santa Eulalia viene trayendo consigo todo el desague y basura de Ricardo Palma; este distrito deja las aguas en un estado deplorable y maloliente. Peor aún, unos metros más debajo de donde vimos el primer desague verter sus blanquecinas y fétidas aguas al río que nos da de beber, nos encontramos con un grupo de niños bañándose, a su lado dos señoras, una lava ropa en el río y la otra le saca los piojos a su hijo quien pugna por escapar para ir a jugar con sus amiguitos. Cuando le pregunto a una de las señoras acerca de la cantidad de basura que hay en el río, me responde “el problema es el camión de basura”. Al parecer en Ricardo Palma el camión de basura es medio caprichoso y sólo pasa de vez en cuando y los vecinos, tan astutos ellos, no ven mejor remedio que echar su basura al río.

Bajando por el margen del río, nos encontramos con varias casas en las que se fabrican fuegos artificiales de manera clandestina. Este es un fenómeno que no va a desaparecer, ya que los fuegos artificiales son lo que mi amigo chato gordo llama “el deleite de grandes y niños” en las innumerables fiestas populares que hay todos los fines de semana en nuestro Perú profundo. Seguramente a unas de las tantas ONG´s ya se le ocurrió darles a estos emprendedores mortales algunas lecciones de seguridad industrial para evitar más de esos inexplicables incendios que aparecen por estas zonas de vez en cuando.

Llegamos a la Central Hidroeléctrica de Matucana. Unas fotos antes que llegue Superazul a darnos el encuentro, lo acompañan Luana, la novia de Alejandro, y Geraldine la de Guillermo. Una parrillada, el pueblo está de fiesta. (Jorge Luis Baca de las Casas)

No sé si es mi impresión, pero no existe un pueblo o ciudad que reviente mas cuetones en todo el Perú que Chosica; durante la llegada por la pista (no se podía por el caudal) los dinosaurios, llamas, supersayayines, dragones y cachascanistas psicodélicos hechos de caña, papel y pólvora aparecían uno tras otro adelantándonos la supremacía del polvo negro en la ciudad.

El río Santa Eulalia aparece encajonado, como en un canal de cemento que pasa por debajo de la Carretera Central, la ciudad lo ensucia demasiado y lo deja con un olor repugnante, mas abajo los niños se bañan despreocupados – para que preocuparse, si los grandes lo tienen que hacer por nosotros, suponemos que nos cuidan – al lado la mamá, la tía, la hermana lavan la ropa.

El río desaparece de golpe: La Central Hidroeléctrica de Moyopampa, que más parece un templo Masón.

El Rimac de nuevo es una hilacha de agua (o miles de hilachitas) entre las piedrotas de canto rodado durante unas cuantas cuadras.

Saliendo de Chaclacayo, el río y el valle se ensanchan haciendo mas fácil la caminata. En Huampaní no utilizan el río como valor agregado a su centro recreacional, es como si no existiera, parece que ni hay escaleras para bajar y verlo, solo deslizamientos de basura. Atrás la Central Hidroeléctrica de Huampaní resulta una escenografía surrealista. (AJ)

Domingo 25 de mayo – 17vo día del viaje

Lo que más me ha sorprendido de Chosica son esos clubes campestres clase medieros que hay al lado del río, me imagino a las familias: los papás conversando, tomando una cerveza, comiendo algo, y los niños corriendo y jugando por el lugar hasta que llegan al río ¿Qué les dirán sus papás? No hijo, por ahí no que está contaminado; ¿O es qué esa ribera llena de basura también es parte de la zona de juegos, como lo es para los niños de Ricardo Palma? ¿O han hecho como las casas aledañas, esas cuyos grandes terrenos dan la espalda al río, que han construido tremendos muros para cercar bien su terreno, no vaya a ser que se metan los ladrones o que los invitados se den cuenta que detrás está ese inmundo río, ese que les da de beber? (Jorge Luis Baca de las Casas)

Lunes 26 de mayo – 18vo día del viaje

Anoche dormimos en un hotelito cerca de El Cuadro. Esta mañana nos encontramos con una linda camioneta 4×4, doble cabina, color amarillo, la maneja “el abuelo” y viene con dos guardaespaldas, auspicio de lujo de los amigos de Prosegur, ellos nos van a acompañar hasta el final del recorrido, señal de que lo que se viene no va a ser tan lindo como lo que hemos visto hasta ahora. La ciudad se acerca.

Caminamos unas horas por el río: una lavandería informal, recicladores de plástico, fábricas, un surreal lavador de ajo, chacras que riegan sus lechugas con agua del río (ojalá no me toque comer esos ajos y esas lechugas nunca). Paramos en Santa Clara a almorzar: Causa y Seco, peruanazo.

Después de almorzar, Superazul parte rumbo a Lima en la camioneta de Prosegur, tienen que ponerle su segunda dosis de vacuna contra la rabia, nada pero que un superhéroe botando espuma por la boca. Alejandro, Bernardo, Walter (los guardaespaldas de Prosegur) y yo seguimos el camino desde el inicio de la carretera Ramiro Prialé; queremos llegar hasta La Atarjea antes que anochezca.

Alejandro me dice que la idea de los miradores de la Prialé le parece buena. Puede que la idea sea buena pero no está bien lograda, son lugares sucios y sus jardines están muy descuidados. Además no hay mucho que ver sino un río sucio, un montón de canto rodado, un tío esperando que se seque su ropa vestido únicamente con una camisa, un calzoncillo verde perico y una (no dos) bota, un técnico de telefónica quemando cables de cobre robados para vender el cobre en el mercado negro, un personaje “mirando” un libro en la basureada ribera del río (cuando le pregunté a Bernardo como por hacer tema de conversación acerca del contenido de la lectura del hombre, este me respondió “no está leyendo está mirando”) y unos cuantos gallinazos.

Llegamos a La Atarjea. No tenemos permiso para entrar pero la entrada no es complicada, hay un caminito al lado de la reja de seguridad (¿?). Le pedimos a los amigos de Prosegur que nos esperen, no queremos involucrarlos en un acto no tan legal. Nos acercamos hasta la represa misma, enfrente un policía armado con lo que parece ser una ametralladora y un vigilante conversan. Tomamos las fotos, varias, justo cuando hemos terminado, los despistados agentes de seguridad nos descubren y nos tocan el pito y gritan. Nosotros ya estamos apurando el paso hacia la salida. Ellos corren, nosotros les hacemos señas como si estuviéramos perdidos. Llegamos a la salida, ellos nos miran desde adentro. Linda manera de terminar el día. (Jorge Luis Baca de las Casas)

El camino es igual, pero con corrales de chivos y mas perros, el trípode de la cámara es el arma perfecta contra sus agresiones. Nunca había caminado encima de una gran alfombra de cáscara de ajos, y nunca había visto tantos ajos juntos, los lavaban en el río y los embolsaban directo para el mercado.

De un paisaje de piedras de canto rodado llegamos a uno de bolsas recicladas, parecían sembríos parcelados de plástico, alucinante, metros multicolor de bolsas en continuo movimiento a causa del viento.

De las bolsas a la ropa, había una planta de tratamiento de agua de Sedapal en Ñaña y lo que se devolvía al río congregaba un conjunto numeroso de lavanderos de ropa, ropa de diario, ropa de conjuntos musicales, de estrellas locales de la música vernacular hasta los ornamentos de las estrambóticas mototaxis. Toda esta espuma fluye hacia el Rimac (como gran parte de la nuestra acá en Lima).

Pasamos Huachipa y continuamos por la Ramiro Prialé, Acá vemos una iniciativa interesante que presenta miradores, jardinería, paisajismo, pérgolas y estacionamientos decentes utilizando al río como recurso para el consumo de estos espacios. (AJ)

Martes 27 de mayo – 19vo día del viaje

Empezamos el día debajo del puente que cruza la Carretera Ramiro Prialé, justo donde nos quedamos ayer. Superazul se ha reincorporado y además se nos ha unido Lilly Paloma Waller, artista plástica que colabora con el proyecto. El puente es enorme. El río casi no tiene agua, se quedó en La Atarjea, donde previa limpiadita va directo a nuestros caños.

Avanzamos poco antes de ver una imagen grotesca, un río aparte de alguna ponzoña roja baja de la parte trasera de una fábrica y va directamente a nuestro riecito. Que lisura. Subimos hasta la fábrica. Hay una pared grande pero trabajando en el techo hay unas personas que se niegan a darnos razón alguna sobre la fábrica. Ya lo averiguaremos. El río rojo nos acompaña como un kilometro y medio.

Un mono muerto. Harta basura. Puentes colgantes que se mueven al paso de las personas. Llegamos a El Agustino, el distrito nos recibe con un enorme desague. Asqueroso. Me dan arcadas. Desde aquí nunca más volvemos a ver el fondo del río. Ahora todo es una masa de agua turbia. ¿Cómo se puede ser tan desgraciado?

Un rato más de caminata por el río, a los pies del Cerro San Cristóbal y llegamos a Cantagallo. Este lugar es emblemático para este Proyecto porque aquí fue donde se me ocurrió la idea de hacerlo. Cantagallo es el asentamiento donde viven los Shipibo – Konibo que han migrado a Lima y acá vive mi amigo y hermano Layner Mori, un maravilloso pintor que ha sido una gran compañía en fantásticos viajes por el Perú profundo. Además Layner me ha acompañado en muestras de arte, sesiones de fotografía, producción de eventos y cuanta aventura nos hemos permitido hacer. Por lo tanto lo visito seguido. En una de estas visitas se me ocurrió que los Shipibos que viven en Lima han cambiado el grandioso Ucayali por el enfermo Rimac; después sólo me quedó mirar el Palacio de Gobierno y darme cuenta que le daba la espalda al río. La primera casa de Lima le da la espalda al río y consecuentemente el resto de los habitantes de la ciudad hacen lo propio. Había que caminarlo y mostrarle a Lima la desértica lo que hace con su poca agua, esa que dicen en unos años será escasa. Y así nos encontramos nuevamente donde todo comenzó. Almorzamos un menú rápido en Cantagallo y seguimos el camino.

Se viene lo peor: niños – pirañas en terocal, una reunión de lo más distinguida de pastrulos quienes bien sentados en unos sofás rotos nos miran pasar a su lado como sí los locos fuéramos nosotros, unos matorrales en medio del río de los que salen unas ratas (como las detesto) y de pronto, una prostituta y un pastrulo se levantan y se terminan de vestir, molestos ellos por haber perturbado su nauseabundo acto sexual (¿Será que las ratas respetan su intimidad o simplemente pasean a su lado mientras ellos satisfacen sus necesidades sexuales?). Harta pero harta basura. Lilly Paloma sentencia, esto parece Roma en los años 40, cuando todos botaban la basura al río.

Una gran bandada de gallinazos nos anuncia la llegada al mero centro de Lima. Un puente fránces de 1870, hermoso él, seguro pasa desapercibido para el resto de la ciudad. Debajo, en sus estructuras un “privilegiado” ha construido su hogar: triplays, bolsas, trapos, que espectáculo de casa, super céntrica, hasta ropero tiene. Mejor paramos por hoy, como que ya vimos suficiente, estamos cansados y al pie del Palacio de Gobierno, buen lugar para retomar mañana. (Jorge Luis Baca de las Casas)

Habíamos llegado a la Atarjea, de acá arrancamos y el río se desvía de la Ramiro Prialé y se dirige hacia El Agustino. Ate Vitarte ensucia demasiado al río, lo opaca y lo densifica, lo vuelve ahora si, asqueroso.

A la altura de La Atarjea, cruzando el puente aparece una fabrica de papel – nadie nos quiere decir el nombre, “taller” dicen – que embadurna de fucsia intenso las aguas del Rimac, lo llena de pulpa entre las piedras además de la porquería que baja por su desagüe.

El Río se dirige a los barrios de Lima, desde La Atarjea, ya no queda mucha en el cauce natural, el olor se comienza a hacer molesto.

Adelante entrando a Zárate un ancho canal de caca cae directamente al río y ya no nos permite el paso, el Rimac ya murió. Al frente el cerro El Agustino saluda.

Cantagallo, asentamiento de Shipibos que nos reciben muy bien, amigos de Jorge Luis y que nos acompañan hasta Palacio de Gobierno por abajo, entre pasteleros, choros, orates y demás escenas sórdidas. Hemos registrado esta parte muy bien, estamos contentos por el trabajo mas no por lo que vimos.(AJ)

Jueves 29 de Mayo – 20vo día de viaje

Recogemos a Layner y a David y nos encontramos con Milton (un amigo artista de Alejandro y Guillermo interesado en registrar un poco de Lima la Desértica) en la Plaza de Armas, ya somos nueve caminantes y un chofer: Lilly, Alejandro, Guillermo, Layner, David, Walter, Bernardo, Milton, el abuelo y yo. Genial.

Bajamos al río y avanzamos. Una pastrula guapísima me sonríe desde su casa -cobacha para una foto. Nos advierte, no vayan por allá los van a asaltar. No hacemos caso. Llegamos al barrio llamado Agnolia. En la entrada de esta suerte de callejón con salida nos encontramos con tres con cara de malos – buenos. Nos vuelven a advertir que no sigamos que nos van a quitar todo, que todo el barrio se confabula para el robo y que es peligroso, que ya le han robado la cámara a unos reporteros de canal 4. Esta vez si escuchamos, rodeamos el barrio por la zona de Monserrate hasta el Puente del Ejército. Unas 5 ó 6 cuadras.

Lo que vemos si es impresionante, una caída de agua que forma un pronunciado cañón. Abajo es un desastre: basura por todos lados, chorros de desague que caen de las casas de arriba, pastrulos metidos en el río buscando cualquier cosa de valor, todo esto coronado por la catarata del río – desague. Arriba, las casas – cobacha al borde del acantilado de la muerte dan la sensación de que van a caer en cualquier momento.

Parece que soy el único que quiere bajar. Ni siquiera parece que hubiese una manera. Hasta que un niño que está en la parte más baja del acantilado empieza a subir. Le doy mi cámara a Lilly y corro hacia él. El corre, se aleja. Le ofrezco 5 soles a cambio de una pregunta. Regresa. Me cuenta que había bajado porque sus zapatillas se habían caído desde su casa hasta el río, 15 metros más abajo. Conversamos un poco acerca de la bajada pero no tiene mucho tiempo que perder, tiene que ir al colegio.

Envalentonados por mi acción, los demás deciden que debemos bajar al caos. Pero antes Superazul quiere hacer una toma. Corre el superhéroe y cuando pasa al lado de un hueco despierta a un pastrulo, este se para lo mira realmente como si el mundo se hubiera vuelto loco, pasa a nuestro lado como si no existiéramos, se acerca al agua del río pestilente, llena de basura y mierda, mea, y luego hace algo que nos deja a todos boquiabiertos, se agacha y se lava la cara y la boca con esa agua mugrienta, se peina, recoge un trapo sucio del suelo con el que se seca y luego vuelve a botar, y de ahí, como si nada, camina a la esquina para una combi y se va. Que miedo ese loco.

Bajamos al acantilado de la perdición. Lilly Paloma debe ser la primera italiana que jamás ha bajado a este hueco. Unos bomberos nos miran de arriba. Las fotos, la filmación, la observación: los pastrulos, la miseria, el caos, la basura, el mal olor, la ponzoña, los desagues, la tristeza, la muerte, el desastre, la locura. Espero no tener que regresar acá, al menos hasta que sea hermoso como podría ser.

Seguimos andando por el caos. Llegamos al barrio Primero de Mayo. Un graffiti a la entrada nos anuncia la categoría de la zona: “Señores, crucen con cuidado ladrones y drogadictos” y como si pudiese servir de algo en caso de encontrarse con esta calaña de amigos el número de la policía y del serenazgo. La cantidad de moscas es impresionante. Un puente cruza el acantilado. La verdad un poco que parece el infierno.

Andamos hasta la avenida Universitaria, otro caos, sólo que a este se le suma el tráfico de los vehículos. Unas fotos más, esquivamos a dos “choros” y nos vamos. Ha sido más que suficiente. Además nos esperaba Ricardo Ramón, el Director del Centro Cultural de España. Nos confirma la fecha para la muestra del Proyecto, jueves 2 de octubre. Seguimos por el buen camino. (Jorge Luis Baca de las Casas)

Salimos desde el puente Santa Rosa hoy, el río comienza a mostrar su faceta mas achorada: el cañón que siempre he visto al cruzar el puente y que toda la vida me ha llamado la atención. Esa sección que es la vedette mediática del Rimac cosmopolita de los noticieros, harto derrumbe.

Cómo un paraje así de inaudito puede convivir con el centro de una ciudad de nueve millones de habitantes? Es como poner una escena del Señor de los Anillos en un juego de Pac –Man.

Y el Chorreo? Ahí solo chorrea desagüe a unas cuadras de los opulentos salones donde se toman las grandes decisiones que comprenden ese chistoso sistema de crecimiento socio-económico espontáneo. Paradójico.

Decidimos entrar por abajo, no avanzamos mucho cuando empezamos a ver que el paso por abajo era imposible a menos que nos quisiéramos bañar en caca. Dos patitas se acercan y nos avisan que si pretendemos seguir, saldremos sin equipos y sin dignidad. Mucho choro, si ustedes son 9 aparecen 20, y así en progresión aritmética, de hecho pierden.

Para que arriesgar toda la chamba (aún no hemos podido bajar toda la memoria de la cámara a un disco duro), así que fuimos por arriba, entrando de vez en cuando en cuadras que daban al río.

La verdad es que yo creía que esos barrios eran más feos, pero no, son lindos, peligrosos pero bastantes pintorescos. Si el río fuera limpio y los alrededores no tan peligrosos, este lugar – la ribera – tendría un gran potencial para explotar.

El puente de la Avenida Universitaria es realmente asqueroso, si pueden no pasen.(AJ)

Viernes 30 de mayo del 2008, 21vo día del viaje

A unas 10 cuadras de la Av. Faucett, empezamos nuestro último día de caminata, nos siguió un perro muy buena onda como quien queda bien al final de todo con la fiel raza canina.

Un especial agradecimiento a Bernardo, Walter y El Abuelo de Prosegur, que nos acompañaron los últimos 4 días por las zonas más achoris del recorrido, sin arrugar y con piernas fuertes.

Las coordinaciones para la llegada empezaron, ahora si el teléfono de Jorge Luis era un pito interminable.

Un cargador frontal trabajaba moviendo piedras en el cauce. Al frente, un desagüe gigante caía al río, para poder registrarlo había que cruzar y, subidos en la pala del cargador, el chofer nos trasladó hasta un ángulo perfecto, fue divertido.

Entretanto, la logística con los representantes del Gobierno Regional del Callao y la prensa se dejaba lista para el ingreso a la Base Naval en donde se encuentra la desembocadura del Río Rimac además del tristemente célebre Abimael Guzmán y el dandy bandido Montesinos, entre otros.

Ésta parte no se pudo caminar por obvias razones, es más, a Superazul casi le meten bala por irse corriendo por ahí, así nomás. Aún trato de imaginar que pensó el Oficial presente al ver de pronto, un personaje de capa azul cruzando el río hasta la cintura en plena desembocadura y todo el mundo matándose de risa. Estoy seguro que no se lo esperaba.

El recorrido terminaba con tantos kilómetros caminados, tantos puentes, tantos perros, con tanto mensajes en el blog que llenaba nuestros corazones y nuestros ánimos. Gracias a todos los que contribuyeron en vitalizar nuestros espíritus y torrentes sanguíneos con su amor y buena vibra a la distancia. Por mi madre que me lo subo todo de nuevo, gracias de verdad.

Gracias especiales a la familia Baca De Las Casas por su amorosa hospitalidad, su preocupación y su juventud, estos 4 días fueron especiales: Gracias Charo, Jorge, María Fé y Luis Miguel, de todo corazón.

A Guille papá y Ana Mary que nos acompañaron y se preocuparon con la buena onda de siempre.

A mi Madre y a mi Padre, que sin ellos no hubiera hecho ni la mitad de las cosas por la que me siento orgulloso de haber hecho.

A todos los amigos por el amor y el punche, por ser tan talentosos y rodearnos siempre.

Muchas gracias a la Marina de Guerra del Perú que nos permitió el ingreso al delta y seguir con este recorrido que ahora continua en nuestras mentes y corazones, en el de todos.

Al Gobierno Regional del Callao por su apoyo y entusiasmo en el proyecto.

Gracias de parte del Rimac.

La llegada fue tranquila, digo, la sensación. El Rimac se adentra en el mar discretamente, como quien corre y corre hacia la multitud para perderse después de tantos golpes y por fin sentirse tranquilo, anónimo.

El mar parece recibirlo feliz, abrazándolo con olas que son como palmaditas en la espalda.

Bienvenido hermano le dice, aún no estás muerto.

El río lo tiñe acusándole lo que le han hecho.

Me dicen si es que no siento pena de ver el río así después de ver sus orígenes y su verdadera belleza, y la verdad es que no, no me da pena. El Río late, camina, vibra, sólo espera una decisión humana para abrazarlo de nuevo.

En mí, en tí, en ustedes está el poder para que el río llegue a visitar a su hermano el océano, fuerte, orgulloso y de nuevo río, para regresar e irse por el aire a esas alturas que le permiten paz. Y así hasta siempre.

Esas aguas que vimos hace 20 días, pueden hacer vida apenas se lo permitamos. No hay nada perdido.

Al irnos una jauría de perros se adentran en el río para cruzar, hasta el cuello.

A Luciano Jaime Carbonel

Por ti, para que recorras tu río, tus hielos, con tu hijo, tu nieto y con quien quieras.

(AJ)

Martes 1 de julio del 2008

Se inicia una nueva etapa en el proyecto, nos preparamos para exponer el material que registramos durante los 21 días que caminamos al lado del río junto a los trabajos de talentosos artistas, arquitectos y profesionales que han hecho suyo el proyecto y que saben tan bien como nosotros que el Rímac, el río de nuestra ciudad, no sólo puede ser rescatado del estado deplorable en que se encuentra sino que puede ser puesto a nuestro beneficio ecológico.

Después del éxito mediático de la etapa de recorrido hemos recibido muchísimas llamadas y correos de personas de los más diversos sectores todos ofreciendo su importante contribución al proyecto. Una de las primeras personas en contactarnos fue el señor Eduardo Maza, Coordinador Corporativo de Comunicaciones de Minera Los Quenuales de propiedad de Glencore Internacional AG, una empresa Suiza de extracción de minerales con presencia en 40 países. Los Quenuales opera la Unidad Minera Yauliyacu en la zona de Casapalca.

El día jueves 15 de mayo, escribí:

“En los terrenos de la minera Los Quenuales hay basura, en el Río una espuma que nos indica que ya no podemos tomar más agua directamente de él. El cambio fue de golpe.”

y el día 16:

“Bajamos hasta el campamento minero. El agua del río ha sido canalizada y esta llena de basura. Cruzamos un puente. El agua que entra aunque sucia, igual cristalina, sale color gris verdosa. Nos recibe un letrero: Empresa Minera Los Quenuales S.A.: Yauliyacu está comprometido con la preservación y conservación del medio ambiente. Dpto. Medio Ambiente.

No sabemos quienes son los dueños de la Minera Los Quenuales pero les podemos contar que su compromiso con el medio ambiente huele a huevo podrido, literalmente. El agua del Rímac, en sus terrenos, se vuelve asqueroso y turbio, color acequia. Lleno de basura. Lo puden ver en las fotos. Señores de la Minera Los Quenuales: Compromiso sin ética no es compromiso, es engaño. Se los digo yo, Jorge Luis Baca de las Casas, pero en nombre de los 9 millones de limeños que toman el agua que ustedes contaminan impunemente.”

El señor Maza me propone una reunión con el señor Othmar Rabitsch, Gerente Corporativo de Relaciones Institucionales de la minera. La reunión se desarrolla en uno de los directorios de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía. El señor Rabitsch es amable, se muestra preocupado por el estado del río. Me muestra un mapa que el Ministerio de Salud elaboró el año 2005 para indicar la ubicación de sus estaciones de monitoreo, el mapa no es claro acerca de la división de terrenos en la zona de Casapalca, pero él me asegura que en la zona hay dos operaciones mineras una de propiedad de Glencore, es decir, la U.M. Yauliyacu y la otra es la Empresa Minera Casapalca S.A. – estos últimos no tienen una página web pero en Internet encuentro que su Presidente del Directorio es el señor Alejandro Gubbins Granger y su Gerente General el señor Alejandro Gubbins Cox -.

El señor Rabitsch me ofrece una visita a la U.M. Yauliyacu, donde nos podrán explicar exactamente cuales son los límites de esta mina y su forma de hacer minería responsable. Aceptamos la invitación con la condición de que puedan acompañarnos el equipo de Luna Verde Producciones quienes realizan un documental sobre el proyecto río Rímac. Aceptada la condición y previo examen médico partimos hacia la mina el sábado 7 de junio.

Después de recorrer las áreas que nos indican como terreno de la mina comprobamos que efectivamente, como dicen los señores de Los Quenuales, ellos no contaminan directamente el río y cumplen estrictamente con la normativa vigente en términos de gestión ambiental.

Sin embargo, desde donde empieza el terreno de la mina hasta donde nos indican que termina hay tan sólo 3 kms. En esa poca distancia el río pasa de ser puro y descontaminado (nosotros podemos dar fe que desde donde nace el río hasta la bocatoma donde se inician los terrenos de la U.M. Yauliyacu el río está limpio y el agua se puede tomar) a estar gris verdoso, sucio, lleno de basura y maloliente.

¿Qué es entonces lo que pasa en esos tres cortos kilómetros? Bueno parece que la explicación es sencilla, llega la presencia del ser humano que no duda en botar sus desperdicios en el río. Al menos esa es la tesis que sostienen los trabajadores de la Minera Los Quenuales. Sin embargo, también reconocen algo, la gente que vive en la zona son los trabajadores de la mina y los comerciantes de tiendas, hostales, prostíbulos, etc., que prestan servicios a los trabajadores de la mina.

Aclarando el panorama podemos afirmar lo siguiente: el río nace en la quebrada Antaccassa y desde ahí hasta la bocatoma que marca el inicio de la U.M. Yauliyacu se mantiene cristalino y descontaminado. Desde ahí y en tres kilómetros se ensucia, y mucho. En esa zona, a decir de nuestros guías de la U.M. Yauliyacu, hay cuatro agentes: la propia U.M. Yauliyacu, la Empresa Minera Casapalca S.A., los trabajadores de ambas minas y los comerciantes de la zona que sólo atienden a los trabajadores de la mina. La mina no es la causante directa de esta terrible contaminación pero, como ellos mismos reconocen, si tienen una responsabilidad indirecta.

Lo positivo del asunto es que los directivos de Minera Los Quenuales son personas sensatas e inteligentes, y muestran interés en trabajar por “marcar una nueva frontera de descontaminación al menos 3 kms. más abajo”, es decir, fuera de su terreno. De hecho los representantes que enviaron a la aburrida e, salvo por la intervención de Guillermo León -Presidente de Sedapal, improductiva II Audiencia Pública sobre Remediación Ambiental y Saneamiento de la Cuenca del Río Rímac que realizó el Congreso de la República y la Defensoría del Pueblo, fueron los únicos representantes de las mineras y de los pocos que se quedaron a casi toda la exposición.

Incluso tenemos su compromiso de contribuir al financiamiento de la exposición que venimos preparando y que se inaugurará el 2 de octubre en el Centro Cultural de España, estamos seguros que esta contribución será importante no sólo a nivel económico sino ejemplar, ya está claro que el problema de la contaminación del río Rímac es un problema de todos los limeños y deben ser las empresas, en su ámbito de responsabilidad social, las llamadas a financiar los proyectos de sensibilización social como este.